
Entre chanclas y botas, sombrillas y paraguas, el otoño juega a no decidirse.
Todo es verde frente a tu ventana, y, sin explicación, una mañana no hay mas que arboles amputados.
Entre chanclas y botas, sombrillas y paraguas, el otoño juega a no decidirse.
Todo es verde frente a tu ventana, y, sin explicación, una mañana no hay mas que arboles amputados.
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